La deshidratación se da cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere (balance hídrico negativo), en condiciones normales el cuerpo pierde agua a través de la orina, la sudoración, la respiración y las heces, y esta debe ser repuesta para evitar la deshidratación.
Es mucho más común en épocas de verano o intenso calor, donde las altas temperaturas, entre otros factores ocasionan una mayor pérdida de líquido corporal. Algunas causas comunes de deshidratación son la diarrea, vómitos, exceso de orina, pérdida excesiva de agua a través de la piel (sudoración) y de los pulmones (respiración) debido al calor y/o a la humedad, la actividad física, la fiebre o las quemaduras.
Los síntomas se manifiestan de acuerdo al porcentaje de agua perdida en relación al peso:
Consecuencias de la deshidratación
- Disminución del rendimiento físico y cognitivo
- Alteraciones en la termorregulación
- Alteraciones de la función cardiovascular
- Bajada de tensión arterial
- Mayor riesgo a: infecciones del tracto urinario, cálculos renales, problemas dentales, estreñimiento, entre otros
- En casos extremos inclusive la muerte.
Consejos prácticos para evitar deshidratarnos
- No esperar a tener sed para ingerir agua
- Hacernos el hábito de tener una botella o termo a mano para ir ingiriendo agua en pequeñas cantidades
- Aumentar las cantidades en épocas de calor, humedad, y si realizas esfuerzos o actividad física
- Comer alimentos ricos en agua como frutas y verduras
- Reducir o controlar el consumo de bebidas alcohólicas ya que son diuréticas.
- Vigilar las pérdidas de agua (orina, sudor, traspiración, etc). Una orina concentrada y de un color intenso nos denota deshidratación.
- Utilizar ropas livianas y de colores claros
- Cualquier persona puede deshidratarse, pero los grupos más vulnerables incluyen a los niños pequeños, las personas mayores, los deportistas, embarazadas y las personas con enfermedades crónicas o sometidas a tratamientos con ciertos fármacos
