Aunque la mayoría de las personas con COVID-19 mejora al cabo de unas semanas de haber estado enfermas, algunas personas experimentan afecciones posteriores al COVID-19, inclusive las que tuvieron síntomas leves o no tuvieron al inicio de la enfermedad.
Cada vez más estudios hablan sobre las personas infectadas con COVID-19 y que aún no se han recuperado por completo.
Un estudio realizado en Zurich con 431 participantes arrojo que el 26% no se recuperó por completo. 55% de los participantes informaron síntomas de fatiga, 25% con dificultades respiratorias y el 26 % con síntomas de depresión, habiendo trascurrido ya de seis a ocho meses de la enfermedad.
Según otro estudio realizado en USA los efectos de la COVID-19 parecen aumentar el riesgo de fallecimiento y de enfermedades crónicas, incluso en personas que nunca estuvieron tan enfermas como para ser hospitalizadas.
Los síntomas mas comunes que se notifican en el covid prolongado son: Dificultad para respirar o falta de aire, Cansancio o fatiga, síntomas que empeoran luego de actividades físicas o mentales, dificultad para pensar o concentrarse, tos, dolor en el pecho o en el estómago, dolor de cabeza, corazón que late rápido o muy fuerte (palpitaciones), dolor muscular o en las articulaciones, Sensación de hormigueo, diarrea, problemas para dormir, fiebre, vértigo, sarpullido, cambios en el estado de ánimo, alteraciones del gusto o el olfato, cambios en el ciclo menstrual
La mejor opción para prevenir las afecciones posteriores al COVID-19 es vacunarse contra el COVID-19 cuanto antes. Y reforzar el sistema inmunológico con una alimentación sana, buena hidratación y la realización de actividad física.