Las purinas son compuestos químicos que se forman en las células del cuerpo o ingresan a través de los alimentos. Dentro del organismo estas purinas se degradan en ácido úrico, considerado como un compuesto químico de desecho, que se trasporta por sangre a los riñones, donde se elimina por la orina principalmente.
Si las purinas son elevadas en el organismo, nos pueden llevar a un exceso de ácido úrico en la sangre
(hiperuricemia), este exceso puede cristalizar en las articulaciones por diferentes motivos, ocasionando hinchazón en las articulaciones e inflamación, produciendo intenso dolor, y en forma crónica puede derivar a la artrosis. Así como también puede llevarnos a una enfermedad llamada GOTA, además de cálculos renales de ácido úrico.
Hablamos de hiperuricemia, cuando los niveles de ácido úrico en sangre son:
- Superiores a 7 mg/dl en varones y mujeres posmenopáusicas
- 6 mg/dl en mujeres premenopáusicas
- Y 4 mg/dl en niños.
Las causas de hiperuricemia, entonces pueden ser por:
- La falta de su eliminación por el riñón.
- El aumento en su producción dentro del cuerpo por algunas enfermedades, ayunos, o por factores genéticos.
- El aumento en su producción por una alteración del metabolismo de las purinas.
- El aumento por un exceso de ingesta de alimentos ricos en purinas, y alcohol.
- Ciertos medicamentos.
Además existen otros factores de riesgos asociados como son: la obesidad central, HDL colesterol (colesterol bueno) disminuido, hipertensión arterial, el factor hereditario.
Factores nutricionales que favorecen a la hiperuricemia:
- Uso habitual de alimentos de alto aporte en purinas
- Alimentación con muchas proteínas, azúcar y grasa.
- Pérdida rápida de peso brusca con reducción de masa muscular.
- Ayunos.
- Alcoholismo.
- Obesidad.
Tratamiento
El tratamiento busca evitar al máximo las complicaciones articulares y renales, este se basa en:
- El tratamiento médico (fármacos).
- La dieta.
- Hacer ejercicio.
Recomendaciones
- Disminuir el consumo en alimentos ricos en purinas
- Consumir abundantemente agua y líquidos (de 2 a 3 litros)
- Incrementar el consumo de lácteos descremados, frutas y verduras
- Disminuir el consumo de alimentos ricos en grasa y colesterol
- Restringir o eliminar el consumo de alcohol
- Si se tiene sobrepeso u obesidad, realizar dieta hipocalórica sin ayunos ni restricciones severas hasta alcanzar un peso normal