Se trata de un trastorno endocrino metabólico en mujeres, donde hay una sobre producción de hormonas, esto puede ocasionar periodos irregulares, quistes en los ovarios, infertilidad, problemas en la piel, entre otras cosas. Es común que curse con una insulino-resistencia e hiperinsulinemia, y a largo plazo se observa un aumento en el riesgo a enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 e hígado graso no alcohólico. Algunos estudios han establecido la existencia de un vínculo del síndrome con la obesidad, la distribución de grasa corporal y los hábitos nutricionales.
El tratamiento incluye, además de los medicamentos:
- El descenso de peso si es necesario o mantención de un peso saludable
- Una selección de alimentos altos en fibras, bajos en grasas trans, disminución de las proteínas
- Disminución en la ingestión de bebidas alcohólicas
- Realización de actividad física: al menos 150 horas semanales
- Utilización de técnicas de relajación a fin de hacer frente al estrés
- Corregir las deficiencias nutricionales: vitamina D, calcio, cromo, selenio, magnesio, zinc, probióticos, etc.
La dieta recomendada es la mediterránea, donde se incluyen pescados, menos carne roja, frutos secos, aceite de oliva, aguacate. Frutas y verduras de colores variados en el día.
